El propósito de los sistemas ultravioleta o UV es hacer que el agua sea más saludable y prolongar la vida del agua que ha sido tratada y procesada. La esterilización ultravioleta es un tratamiento físico que evita cualquier alteración de la química y la adición de colorantes, sabores, olores y sabores al agua. Por esta razón, UV se ha ganado su reputación como una de las técnicas más probadas en la desinfección del agua.
Debido a su eficaz capacidad de esterilización y oxidación, la desinfección con ozono es otra aplicación de tratamiento de agua comúnmente utilizada. La desinfección con ozono se puede agregar a los sistemas de tratamiento de agua durante muchas etapas, como la etapa previa a la desinfección, la desinfección intermedia o la fase final de desinfección. Recomendamos agregar ozono durante la etapa de pre-oxidación, antes de la introducción de filtros de arena o carbón. Una vez que se instala la ozonización, estos filtros pueden eliminar completamente la materia orgánica restante, lo cual es vital para la etapa final de desinfección.
La cloración del agua es un proceso empleado en los tratamientos de aguas para lograr la desinfección de bacterias y organismos patógenos.
La cloración se emplea en las partes finales de los tratamientos de potabilización, desalación, incluso depuración.
En este proceso se busca eliminar los microorganismos que puedan haber sobrevivido a los procesos anteriores. Para esto se añade una sustancia oxidante (cloro o compuestos de cloro), que garantiza la calidad del agua ante posibles contaminaciones accidentales o durante su recorrido a través de la red de abastecimiento o saneamiento.
Además de lograr la destrucción de patógenos, también sirve para eliminar sólidos minerales y orgánicos no deseados. En este grupo se encuentran las sustancias que provocan olores y sabores desagradables en el agua.